La amniocentesis es un procedimiento que les permite a los médicos detectar o descartar problemas en la salud de los bebés mucho antes de su nacimiento.
En el útero, el bebé está rodeado de líquido amniótico que proporciona protección y alimento
Las células del bebé se encuentran flotando en el líquido, lo que les proporciona a los médicos material genético para su evaluación.
En la amniocentesis el médico tomará una muestra del líquido para evaluar trastornos genéticos específicos y defectos de nacimiento.
La amniocentesis, por lo general, se hace en el segundo trimestre de embarazo, entre la semana quince y dieciocho.
Generalmente se les ofrece a las mujeres con determinados factores de riesgo: mujeres de 35 años de edad o mayores, lo que aumenta el riesgo de trastornos cromosómicos como el síndrome de down,
un embarazo o niño anterior con algún defecto de nacimiento, análisis de sangre o ultrasonido que sugiere un defecto de nacimiento como síndrome de down o defectos del tubo neural,
o un antecedente familiar de trastornos genéticos como fibrosis cística
La amniocentesis también puede ser realizada en el tercer trimestre por las siguientes razones: para determinar si debiera ser necesario un parto prematuro cuando los pulmones del bebé están lo suficientemente maduros,
para diagnosticar una infección uterina o para controlar la anemia en un bebé con incompatibilidad Rh
Para comenzar el procedimiento, el médico usará ultrasonido para crear una imagen del feto y estructuras cercanas en la pantalla de una computadora
Mientras mira la imagen, el médico puede elegir un lugar seguro para insertar la aguja.
El médico puede administrarle una inyección de anestesia local para adormecer la superficie del abdomen en donde se va a insertar la aguja de la amniocentesis.
El médico mirará cuidadosamente el monitor ultrasonido para evitar el contacto con la placenta o el bebé.
Luego, introducirá la delgada aguja a través de la pared abdominal en el útero y en el saco amniótico.
Extraerá una pequeña muestra del líquido amniótico, quitará la aguja y cubrirá el sitio con una venda.
Su cuerpo fabricará líquido adicional para reemplazar el que se extrajo.
El médico seguirá observando el ultrasonido para verificar que los latidos del corazón del feto sean normales y que el bebé toleró bien el procedimiento.
Es posible que sienta leves ganas de defecar o presión en el abdomen inferior.
Durante aproximadamente 24 horas después del procedimiento, se le aconsejará evitar el estrés físico como ejercicio enérgico, alzamientos, quedarse de pie durante un tiempo prolongado y actividad sexual.