La rosácea es una enfermedad crónica cutánea que afecta la piel de la cara (generalmente en mayor extensión cerca del centro), los párpados y algunas veces el cuello, la parte superior de la espalda y el pecho.1
En su mayoría, los síntomas se presentan en las áreas expuestas al sol, y consisten de enrojecimiento, pústulas y pápulas similares al acné (pero no comedones o espinillas), vasos sanguíneos visibles (telangiectasias) e inflamación de la piel. Podría presentarse una dramática ruborización facial después de consumir alcohol, bebidas calientes o alimentos picantes, o después de la exposición a la luz solar excesiva o a extremos de caliente o frío. En los ojos, el acné rosácea produce síntomas conocidos como
blefaritis. Con el tiempo, la rosácea podría provocar que la nariz se agrande.
El tratamiento de la rosácea involucra evitar estímulos que empeoren la enfermedad, así como usar medicamentos similares a los usados para el acné. El tratamiento láser puede eliminar los antiestéticos vasos sanguíneos y también puede reducir la ruborización.
Tratamientos Naturales Propuestos para la Rosácea
Algunos médicos alternativos creen que la rosácea es provocada por la mala digestión y recomiendan el uso de
betaína
o vinagre de sidra de manzana para incrementar el ácido estomacal. Además, podrían recomendar
enzimas digestivas
Sin embargo, no hay evidencia científica significativa que indique que el uso de estos tratamientos reducirá los síntomas de la rosácea.
Otros tratamientos naturales que a veces se recomiendan para la rosácea, pero que también carecen de evidencia científica, incluyen
aloe,
aromaterapia,
bardana,
manzanilla,
medicina herbal china,
evitar alérgenos en la comida,
trébol rojo, escaramujos,
selenio,
complejo de vitamina B,
vitaminas C,
D
y
E,
romaza
y
zinc.
Para conocer los síntomas de la rosácea que afectan los ojos, vea el artículo sobre
Blefaritis.
