El ataque isquémico transitorio (TIA) se refiere a una disfunción temporal del cerebro que dura menos de 24 horas. El TIA se debe a una deficiencia en el suministro de sangre u oxígeno. Algunas veces, se lo denomina miniapoplejía. Puede ser una condición seria y servir como advertencia de una
apoplejía. Aproximadamente el 30% de los pacientes de apoplejía tuvieron un TIA en algún momento en el pasado.
Un TIA es el resultado de una obstrucción temporal del abastecimiento de sangre al cerebro. La arteria carótida de la parte frontal del cuello es un suministro muy importante de sangre para el cerebro. La acumulación de placa y el endurecimiento de esta arteria pueden ralentizar o detener el flujo sanguíneo.
Las razones de la obstrucción pueden incluir:
Un coágulo sanguíneo o una pieza de placa (llamada émbolo) del interior de la pared de una arteria se desprende y bloquea el flujo de sangre a una porción del cerebro.
Un coágulo sanguíneo se desplaza desde el corazón y se traslada al cerebro.
Puede ocurrir presión arterial baja temporal en el cerebro a causa de arterias estrechas en el cuello.
Trastornos sanguíneos y de coagulación sanguínea como:
Los síntomas del TIA se manifiestan de forma abrupta. Suelen durar menos de 10 minutos y pueden persistir hasta 24 horas. Los efectos difieren dependiendo de la ubicación de la obstrucción. Los síntomas del TIA son similares a los de la apoplejía y requieren atención médica inmediata.
Los síntomas pueden incluir:
Ceguera en un ojo, con frecuencia descrito como una persiana cayendo, y/u otros problemas visuales
Debilidad, adormecimiento, u hormigueo del rostro, brazo, pierna, o un costado del cuerpo (por lo general afecta un costado del cuerpo, pero hay excepciones).
Dificultad para hablar o entender palabras
Mareos, inestabilidad al caminar, o caerse
Dificultad con el equilibrio o coordinación
Pérdida del conocimiento
Náuseas
Vómitos
Confusión repentina o pérdida de la memoria
Diagnóstico
El médico le preguntará acerca de sus síntomas y antecedentes clínicos. Se le realizará un examen físico. Se prestará particular atención a la presión arterial y al sistema nervioso. Un objetivo primario será determinar su riesgo de apoplejía.
Las pruebas pueden incluir:
Exámenes de sangre: conteo completo de sangre, evaluación de la concentración en sangre de azúcar (glucosa), colesterol y grasas, factores de coagulación, y análisis de otros elementos en sangre
Electrocardiograma
(ECG): para medir el ritmo cardiaco (que sería irregular, por ejemplo, en la fibrilación atrial) y detectar otros signos de enfermedad cardiaca
Ultrasonido de Doppler: estudio donde se utilizan ondas sonoras para ayudar a determinar problemas en el flujo sanguíneo de las arterias que irrigan el cerebro
Ecocardiograma: otro estudio de ultrasonido que permite buscar coágulos sanguíneos y anomalías en las válvulas del corazón
Tomografía computarizada de la cabeza: un tipo de radiografía que usa una computadora para crear imágenes de las estructuras internas de la cabeza. En este caso, se usa para buscar signos de hemorragia u otros daños en el cerebro.
Imagen de resonancia magnética de la cabeza: un examen que usa potentes ondas de radio magnéticas para tomar imágenes de las estructuras internas de la cabeza. En este caso, se usa para buscar signos de hemorragia u otros daños en el cerebro.
Arteriograma: estudio en el que se inyecta un líquido de contraste en las arterias seleccionadas y se toman radiografías para ubicar con precisión el bloqueo y determinar su alcance
Electroencefalograma (EEG): estudio que permite detectar la presencia de
ataques
midiendo las ondas cerebrales (se usa solo si se sospecha de la presencia de convulsiones)
Tratamiento
Un TIA aumenta el riesgo de tener una apoplejía, particularmente en la primera semana después del TIA. Por lo tanto, el tratamiento rápido apunta a reducir el riesgo de apoplejía. Para lograrlo, pueden realizarse cambios del estilo de vida, suministrarse medicación y realizar una cirugía. Si la causa del TIA es una afección que puede tratarse, se debe tratar de forma inmediata. Algunas de las afecciones específicas son:
Fibrilación atrial
Anemia grave
Vasculitis
Estilo de vida
Los fumadores deben
dejar de fumar. Los pacientes que tienen diabetes,
hipertensión
o colesterol alto deben hacer todos los esfuerzos posibles para controlar estas afecciones. Dicho control puede lograrse con:
Ejercicio regular
Cambios adecuados en la dieta: baja en grasas saturadas y rica en granos enteros, frutas y verduras
Otros cambios en el estilo de vida
Medicamentos
Además, los médicos suelen recetar medicamentos para reducir el azúcar en sangre, la presión arterial y el colesterol. Este tratamiento ayudará a reducir los factores de riesgo mencionados. La mayoría también receta aspirina u otros fármacos para reducir el riesgo de formación de coágulos. Todavía hay incertidumbre sobre si el uso de varios medicamentos juntos ofrece mayores beneficios que la aspirina sola.
Cirugía
Si el bloqueo de la arteria carótida del mismo lado que el TIA es de 70% o más, el médico puede recomendar:
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Ultima revisión September 2020 por
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Rimas Lukas, MD Last Updated: 10/05/2020