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Los antioxidantes y su salud

En la década de 1990, los "antioxidantes" se volvieron famosos como un equivalente nutricional de la fuente de la juventud. Incluso los médicos se subieron al vagón de esta idea. Se promocionó el incremento en el consumo de vitamina C, vitamina E, betacaroteno y selenio como una forma fácil e indolora para prevenir el cáncer, las cardiopatías, los problemas de visión, la enfermedad de Alzheimer, la artritis y prácticamente cualquier otra enfermedad.

Desafortunadamente, una cantidad cada vez mayor de investigaciones ha tendido a descartar estas ideas. Ahora parece ser que los defensores de los antioxidantes se adelantaron en sus aseveraciones. De hecho, estos suplementos podrían tener muy pocos beneficios para estos propósitos. Aún peor, algunos quizás incluso incrementen el riesgo de cáncer y de una cardiopatía.

¿Qué son los antioxidantes?

Los antioxidantes son sustancias químicas que naturalmente se encuentran en la comida. Funcionan como un "escudo" protector en contra de moléculas dañinas e inestables conocidas como "radicales libres". Los radicales libres se producen a lo largo del cuerpo como resultado de funciones corporales normales y tienen algunos usos importantes, como combatir una infección. Sin embargo, los radicales libres también pueden causar daño a los tejidos sanos y se cree que juegan un papel en muchas enfermedades.

Los potenciales efectos dañinos de los radicales libres excesivos oscilan entre los de tipo cosméticos a mortales. Dichos radicales pueden romper el tejido de la piel, haciendo que esta luzca más vieja de los que es. Pueden lesionar el cristalino de los ojos, hecho que acelera el desarrollo de cataratas. Y quizás dificulte que las células se reparen a sí mismas, incrementando el riesgo de cáncer, cardiopatía y otras enfermedades relacionadas con la edad.

El cuerpo por sí solo tienen un sistema bien desarrollado para contener a los radicales libres. El consumo elevado de ciertos nutrientes puede tender a aumentar este sistema y, por lo tanto, a mejorar la salud.

Tipos de antioxidantes

Existe una variedad de antioxidantes presentes en muchos alimentos diferentes. La siguiente es una lista de los antioxidantes más conocidos y de los alimentos en los que pueden encontrarse. También se enumeran el selenio y el manganeso, los cuales no son antioxidantes por sí solos, pero son necesarios para que el cuerpo cree sus propios antioxidantes naturales.

Antioxidantes o nutrientes que producen antioxidantes Fuentes alimenticias
Betacaroteno y otros carotenoides (p. ej., luteína, licopeno, zeaxantina) Frutas y verduras de color amarillo/anaranjado/rojo o verde oscuro
Vitamina C Frutas cítricas, fresas, chiles pimiento, chiles dulces, verduras de hojas verde oscuro, brócoli, coliflor y col
Vitamina E Aceites vegetales poliinsaturados, semillas, nueces y granos enteros
Manganeso Granos enteros, legumbres, aguacate, jugo de uva, chocolate, yema de huevo, nueces, semillas, zarzamoras, moras azules, piñas, verduras de color verde oscuro
Selenio Carne de res, pollo, mariscos, leche, granos enteros, nueces y verduras

El vínculo entre el cáncer, las cardiopatías y el envejecimiento

Los científicos se han interesado en los antioxidantes desde hace varias décadas cuando notaron que las personas que de manera regular consumen frutas, verdura y otros alimentos altos en antioxidantes tienen una incidencia menor de enfermedades como cáncer, cardiopatía, artritis, problemas de la vista relacionados con la edad, enfermedad de Alzheimer, mal de Parkinson y muchas otras condiciones. La especulación que comenzó a crecer es que quizás los antioxidantes pueden ser la clave para prevenir las enfermedades degenerativas y para desacelerar el proceso de envejecimiento.

Sin embargo, en tales estudios de observación es muy difícil descartar otros factores que quizás tengan un papel importante. Por ejemplo, las personas que toman vitaminas también pueden ejercitarse más o cuidar mejor de sí mismos en otras formas. Tales "factores confusos" hacen que los resultados de estos estudios sean poco confiables.

Algunos científicos de principios de la década de 1990 plantearon la posibilidad de que otros factores en las frutas y en las verduras además de los principales antioxidantes fueran responsables de sus efectos benéficos para la salud. O, como alternativa, que los ingredientes de los antioxidantes tenían que estar presentes en ciertas combinaciones o en el contexto de toda una comida. Sin embargo, de acuerdo a los estudios que mostraron cambios psicológicos positivos cuando se tomaron estos antioxidantes, muchos científicos permanecieron convencidos de que los suplementos de antioxidantes por sí solos debían ser útiles. Así que probaron esta teoría en un gran estudio doble ciego controlado con placebo, en el que inscribieron a decenas de miles de personas que tomaron los suplementos de antioxidantes por muchos años.

Para gran sorpresa de todos, la mayoría de estos estudios no apoyaron un efecto benéfico para los suplementos de antioxidantes. Los suplementos de antioxidantes no solo no pudieron prevenir la enfermedad, sino que bajo ciertas circunstancias parecieron incrementarla. Esto fue cierto, no solo cuando se utilizaron antioxidantes aislados, pero también con terapias antioxidantes combinadas.

En efecto, un análisis de ensayos principalmente aleatorios que investigaron los efectos de los suplementos antioxidantes no determinó que redujeran la mortalidad (con la posible excepción del selenio). Además, las vitaminas A y E y los betacarotenos parecieron incrementar modesta, pero significativamente, la mortalidad. Esto fue cierto en el caso de los suplementos que se usaron tanto solos o en combinación.

Cáncer

La complicada historia de los suplementos con betacaroteno y de sus potenciales beneficios para prevenir el cáncer proveen un ejemplo prominente del decepcionante registro de los antioxidantes. La historia comenzó a principios de 1980 cuando los resultados acumulados de muchos estudios sugirieron que las personas que comen muchas frutas y verduras son significativamente menos propensas a padecer cáncer. Una mirada de cerca a los datos señala a los carotenos como ingredientes activos en las frutas y en las verduras. Al parecer, un alto consumo de caroteno proveniente de alimentos podría disminuir considerablemente el riesgo de algunos tipos de cáncer, como cáncer de pulmón, vejiga, seno, esófago y estómago. Además de estos estudios de observación, la evidencia de las pruebas de laboratorio mostraron que los betacarotenos ayudaron a prevenir que las células sanas se volvieran cancerosas.

La posibilidad de que un suplemento simple y barato pudiera reducir los índices de cáncer emocionó a los investigadores y, en un periodo relativamente corto, se reunieron fondos para realizar varios estudios grandes a doble ciego y controlados con placebo. La mayoría de estos estudios inscribieron a personas en grupos de riesgo elevado como los fumadores, debido a que es más fácil ver resultados en un estudio cuando usted observa a personas que son más propensas a desarrollar la enfermedad que se está estudiando.

En 1994, los resultados del estudio Alfa-Tocoferol Betacaroteno (ATBC) destruyó las esperanzas de los investigadores. Los resultados de este estudio de 29,133 personas mostró que los suplementos de betacarotenos no previenen el cáncer pulmonar, sino que de hecho incrementan el riesgo de adquirirlo en un 18%.

En enero de 1996, los investigadores que supervisaban el Ensayo sobre la eficacia del caroteno y retinol (CARET) confirmaron las malas noticias anteriores con más propias: el grupo de betacaroteno presentó 46% más casos de muertes por cáncer de pulmón. Este estudio incluyó a fumadores, ex fumadores y a trabajadores expuestos al asbesto. Alarmado, el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos terminó la prueba CARET de 21 meses y con un costo de $42 millones antes de lo planeado. Algunos científicos explican estos sorprendentes resultados al sugerir que el betacaroteno quizás simplemente sea ineficaz en los fumadores.

Sin embargo, resultados similares se vieron en otro estudio gigante que no se enfocó en fumadores. En el Physicians' Health Study de 12 años realizado en 22.000 médicos varones, se administraron 50 mg de betacaroteno (aproximadamente 25 veces la cantidad necesaria para proveer del requerimiento diario de vitamina A) día por medio, y no afectó "ni para bien ni para mal" el riesgo de cáncer o de una cardiopatía. Otro gran estudio de suplementos de betacaroteno fracasó en detectar cualquier efecto en el riesgo de cáncer en las mujeres.

Desanimados, los defensores de los antioxidantes argumentaron que mientras que el betacaroteno por sí solo quizás no tiene un efecto medible, en combinación con otros antioxidantes (situación en la que se encuentra al natural) quizás aún produzca resultados benéficos. Sin embargo, hasta la fecha los estudios para evaluar la mezcla de los suplementos antioxidantes han fracasado en producir resultados concluyentes.

Las noticias son levemente mejores para los otros dos suplementos antioxidantes: vitamina E y selenio. Cada uno de estos suplementos tiene algo de evidencia proveniente de estudios doble ciego controlados con placebo que indican que pueden reducir el riesgo de ciertas forma de cáncer. Sin embargo, esta evidencia está lejos de ser definitiva y la investigación subsecuente todavía tiene que confirmar estos hallazgos preliminares. Peor aún, en algunos estudios recientes, las dosis de vitamina E por encima de las 150 IU por día se asociaron con un mayor riesgo de muerte. El selenio se mantiene bajo evaluación como un posible agente para prevenir el cáncer de colon, pero probablemente tomará varios años saber si el suplemento es o no de valor para la salud.

Las pruebas para un efecto anticancerígeno generalizado con otros suplementos antioxidantes, como vitamina C, licopeno y té verde, no son persuasivas, ya que se limitan casi enteramente a estudios de observación y con tubos de ensayo. Al parecer, la vitamina E o el selenio no reducen el riesgo de cáncer de próstata.

Existe un debate continuo que se centra en los antioxidantes y sus efectos sobre la quimioterapia y la radioterapia. No está claro si los antioxidantes interfieren o no con los efectos de estas terapias al disminuir o aumentar su efectividad. Se han publicado estudios que apoyan a cada una de estas ideas opuestas. Esto es un área muy controversial y necesitamos más investigación para poder responder a estas preguntas.

No existe ningún daño provocado por comer alimentos ricos en antioxidantes.

Otras condiciones

Tal y como sucede con la prevención del cáncer, los resultados de muchos estudios grandes de observación sugieren que un consumo mayor de suplementos antioxidantes podría reducir el riesgo de una cardiopatía. Sin embargo, una vez más, los estudios de intervención a gran escala han fracasado en detectar beneficios con la vitamina E, los betacarotenos, la vitamina C o los antioxidantes mezclados, y algunos incluso sugieren que dichos suplementos quizás aumenten modestamente el riesgo.

Igualmente, los estudios de intervención no han determinado de forma coherente que los antioxidante son útiles para la degeneración macular. Los antioxidantes mixtos también han fracasado en ser útiles en la prevención de cataratas, pero el antioxidante luteína (el cual puede o no actuar como antioxidante) ha mostrado ser prometedor para esta condición.

No obstante, los investigadores han descubierto que los suplementos antioxidantes pueden ayudar a mejorar la fertilidad en hombres con una esterilidad que no tiene explicación. Se cree que los antioxidantes pueden ayudar a proteger contra el daño a los espermatozoides.

¿Qué significa esto para usted?

Existen dos posibles interpretaciones para estos resultados. Una, la posibilidad más esperanzadora, es que los antioxidantes realmente son útiles, pero solo cuando se toman en su forma natural, como en los alimentos. Si esto es correcto, el mayor consumo de frutas y verduras puede ser beneficioso para la salud, mientras que los beneficios de tomar suplementos de vitaminas aún deben comprobarse.

Sin embargo, otra posibilidad es que la aparente correlación entre el consumo de antioxidantes y el índice reducido de enfermedad no indica una relación de causa y efecto, y que el consumo extra de antioxidantes en cualquier forma fracasará en prevenir la enfermedad.

Entonces, ¿qué debería hacer un consumidor informado? Probablemente, la mejor opción es comer abundante cantidad de fruta y verdura. Si sus verduras o frutas son de color, casi con seguridad contienen un antioxidante que puede proporcionar beneficios para su salud. Algunas personas quizás también quieran "protegerse" y tomar una tableta multivitamínica/multimineral que suministre los nutrientes en dosis nutritivas básicas. Debido a que estudios recientes muestran un riesgo en las dosis elevadas, la dosis de vitamina E probablemente debería permanecer por debajo de las 150 IU diarias, e incluso esta dosis no garantizan ser seguras, puesto que los efectos adversos poco frecuentes son difíciles de medir. De manera similar, no sabemos si las dosis bajas de betacaroteno incrementan el riesgo de cáncer.

RESOURCES:

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Ultima revisión April 2017 por EBSCO Medical Review Board Michael Woods, MD, FAAP