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Trastornos en el Gusto y Olfato

Imagine no ser capaz de oler sus aromas favoritos, cualesquiera que pudieran ser (tal vez rollos de canela, café recién preparado, gardenias o bálsamo). Piense en los alimentos que le gustan tanto. ¿Qué pasaría si usted no pudiera saborearlos? Esto es una realidad diaria para las personas que pierden parcial o completamente sus sentidos del gusto y del olfato. Cada año, aproximadamente 200,000 estadounidenses consultan a doctores, quejándose de trastornos en el gusto y olfato y se calcula que más de 2 millones de estadounidenses sufren de un trastorno en el olfato o gusto.

Algunas experiencias más placenteras de la vida se relacionan con los sentidos del gusto y olfato. Por esa razón, los trastornos que causan una pérdida del gusto y olfato pueden ser particularmente frustrantes. También pueden ser peligrosos cuando afectan la capacidad de una persona para oler humo, químicos dañinos y gases venenosos o alimentos que se han descompuesto. Debido a que los trastornos en el gusto y olfato pueden disminuir el placer de una persona al comer, también podrían llevar a la pérdida de peso e incluso a la desnutrición.

La Relación Entre el Gusto y el Olfato

¿Recueda cuando era niño y su madre le hacía comer algo que no le gustaba? Usted podría haber tapado su nariz mientras deglutía. Desde entonces, sentía que había una relación entre el gusto y el olfato. Y tenía razón: el gusto y el olfato están relacionados estrechamente. Las papilas gustativas en su lengua identifican el gusto y los nervios de su nariz identifican los olores. Ambas sensaciones se combinan para jugar un papel en su capacidad para reconocer y apreciar los sabores.

Se pueden reconocer cinco sensaciones básicas del gusto sin el sentido del oltato. Estos son:

Sin embargo, para reconocer muchos otros sabores, más complejos, es necesario su sentido del olfato. Por ejemplo, si tapa su nariz mientras come pudín de limón, tendría dificultad para identificar el sabor del limón debido a que se percibe en gran parte por el olor. Sin embargo, sería capaz de distinguir su sabor dulce o amargo.

Debido a está relación entre el gusto y el olfato, la pérdida de uno podría dar como resultado la pérdida del otro. Su usted está teniendo dificultad para saborear su comida, podría tener un problema con sus papilas gustativas, pero es más porbable que el problema se encuentre en su sentido del olfato.

¿Cuáles Son los Trastornos en el Gusto y Olfato?

Trastornos del Gusto

Las personas con trastornos del gusto podrían quejarse de percepciones fantasmas en el gusto (saborear algo que no está ahí); una disminución en la capacidad para percibir sabores dulces, agrios, amargos, salados y umami; o gusto distorsionado. Aunque algunas personas no pueden detectar el gusto, es raro que se presente la verdadera pérdida del gusto. Generalmente, la pérdida percibida del gusto se relaciona con la pérdida del olfato.

Trastornos del Olfato

Las personas con trastornos del olfato experimentan una pérdida en su capacidad para oler o cambios en su sentido del olfato. Algunas personas desarrollan hiposmia, una disminución en la capacidad para detectar olores. Otras personas no pueden detectar olores en absoluto, lo cual se llama anosmia. Algunas personas notan que se han distorsionado olores familiares. Por ejemplo, un olor que generalmente es agradable podría ser fétido para ellas o podrían percibir un olor que no está presente.

Causas de los Trastornos en el Gusto y Olfato

Un pequeño número de personas nacen con trastornos del gusto, pero las siguientes condiciones pueden causar la mayoría de los trastornos en el gusto y olfato:

Diagnóstico y Tratamiento de los Trastornos en el Gusto y Olfato

Los trastornos del olfato se podrían diagnosticar con pruebas de "rasca y huele" que evalúan la exactitud para identificar diferentes olores fácilmente reconocibles (tales como el café y el chocolate) y la pérdida del olfato. Se podría realizar una examinación nasal con un endoscopio (una cámara con la que se puede observar el interior de la nariz). Generalmente, se necesitan rayos X (por lo general, tomografías computarizadas) para mirar los senos paranasales y los nervios de la nariz.

Los trastornos del gusto se podrían diagnosticar a través de pruebas que miden la concentración más baja de un químico que una persona puede detectar o indetificar, pruebas de comparación del gusto y pruebas que miden la intensidad del gusto.

Se pueden tratar algunos trastornos en el gusto y olfato, pero otros no. Dependiendo de la causa, el tratamiento podría incluir tratar una condición médica subyacente, cambiar o ajustar medicinas o someterse a cirugía para quitar las obstrucciones de la nariz, tales como los pólipos. En muchos casos, las personas experimentan una recuperación espontánea cuando una enfermedad o alergia que está causando el trastorno desaparece.

Si Usted Ha Perdido el Gusto u Olfato

Si usted ha perdido el gusto y el olfato, debe consultar a su doctor. Podría resolverse a tiempo, si el problema subyacente es temporal o tratable. Dejar de fumar podría ayudar a mejorar sus sentidos del gusto y del olfato. Si la pérdida es permanente, se pueden hacer ajustes para mejorar su placer al comer, tales como consumir alimentos calientes, comida con más sabor y alimentos con un sabor más fuerte. Pero tenga cuidado al agregar demasiada sal o azúcar. En lugar de ello, puede intensificar el sabor con hierbas y hacer que la comida sea más atractiva visual y consistentemente.

Fuentes Adicionales:

Asthma and Allergy Foundation of America
http://www.aafa.org

Taste and Smell Clinic at the University of Connecticut Health Center
http://www.uchc.edu/uconntasteandsmell/

FUENTES DE INFORMACIÓN CANADIENSES:

Health Canada
http://www.hc-sc.gc.ca/index_e.html

REFERENCIAS:

American Academy of Family Physicians website. Disponible en:http://www.aafa.org.

American Academy of Otolaryngology: Head and Neck Surgery website. Disponible en:http://www.entnet.org.

American Rhinologic Society website. Disponible en:http://american-rhinologic.org.

The Merck Manual of Medical Information: Home Edition. McGraw-Hill; 2000.

National Institutes of Health website. Disponible en:http://www.aafa.org/.

Ultima revisión July 2018 por EBSCO Medical Review Board Michael Woods, MD